Sólo Dios puede sanar las heridas más profundas y dolorosas del alma. Las hay y muy profundas, sólo tenemos que hablar con El. Porque muchas veces no estamos donde El está en cambio El nunca se aparta de nuestro lado. Y El está constantemente pensando en nosotros y nosotros pocas veces pensamos en El.
En la vida de las personas hay momentos muy duros y difíciles y que dejan huella, hay que acudir al auténtico médico Jesús y la Virgen que sólo quieren ayudarnos y para eso tenemos que pedírselo y hacerles caso.
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