miércoles, 16 de marzo de 2022

Que me dice Dios 2

Mateo (5,43-48).        43»Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persigan, 45para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y pecadores. 46Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen eso también los publicanos? 47Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso también los paganos? 48Por eso, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. 

El endemoniado de Gerasa Lucas(9,26-39) 

26Navegaron hasta la región de los gerasenos, que está al otro lado, enfrente de Galilea. 27Y cuando saltó a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad endemoniado; desde hacía mucho tiempo no llevaba ropa, ni habitaba en casas sino en los sepulcros. 28Al ver a Jesús, cayó ante él gritando y dijo con gran voz: —¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.

29Pues Jesús mandaba al espíritu impuro que saliera de aquel hombre; porque muchas veces se apoderaba de él, y aunque le sujetaban con cadenas y le ponían grillos para custodiarle, rotas las ataduras, era impulsado por el demonio al desierto.

30Jesús le preguntó: —¿Cuál es tu nombre?

Él dijo: —Legión —porque habían entrado en él muchos demonios.

31Y le suplicaban que no les ordenase ir al abismo.

32Había por allí una gran piara de cerdos que estaban paciendo en el monte; y le suplicaron que les permitiese entrar en ellos. Y se lo permitió. 33Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos; y la piara se lanzó corriendo por la pendiente hacia el lago y se ahogó. 34Al ver los porqueros lo ocurrido, huyeron, y lo contaron por la ciudad y por los campos. 35Salieron a ver lo que había pasado, llegaron hasta Jesús, y encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio, y les entró miedo. 36Los que lo habían presenciado les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37Y toda la gente de la región de los gerasenos le pidió que se alejara de ellos, porque estaban sobrecogidos de temor. Él subió a la barca y se volvió. 38El hombre de quien habían salido los demonios le pedía quedarse con él; pero lo despidió diciendo: 39—Vuelve a tu casa y cuenta las grandes cosas que Dios ha hecho contigo.

Y se marchó proclamando por toda la ciudad lo que Jesús había hecho.

Lucas(6, 36-38)

36Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. 37No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados; 38dad y se os dará; echarán en vuestro regazo una buena medida, apretada, colmada, rebosante: porque con la misma medida con que midáis se os medirá.

Mateo(23,1-12)

1Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos 2diciendo: —En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. 3Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicen pero no hacen. 4Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con uno de sus dedos quieren moverlas. 5Hacen todas sus obras para que les vean los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. 6Anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas 7y que les saluden en las plazas, y que la gente les llame rabbí. 8Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. 9No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial. 10Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo. 11Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor. 12El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.

Mateo(20, 17-28)

 17Cuando subía Jesús camino de Jerusalén tomó aparte a sus doce discípulos y les dijo: 18—Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, le condenarán a muerte, 19y le entregarán a los gentiles para burlarse de él y azotarlo y crucificarlo, pero al tercer día resucitará.

20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró ante él para hacerle una petición. 21Él le preguntó: —¿Qué quieres?

Ella le dijo: —Di que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

22Jesús respondió: —No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?

—Podemos —le dijeron.

23Él añadió: —Beberéis mi cáliz; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo, sino que es para quienes está dispuesto por mi Padre.

24Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos. 25Pero Jesús les llamó y les dijo: —Sabéis que los que gobiernan las naciones las oprimen y los poderosos las avasallan. 26No tiene que ser así entre vosotros; al contrario: quien entre vosotros quiera llegar a ser grande, que sea vuestro servidor; 27y quien entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. 28De la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos.

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