viernes, 25 de marzo de 2022

Que me dice Dios 3

 Mateo (1, 16-18)

16Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo.

17Por lo tanto, son catorce todas las generaciones desde Abrahán hasta David, y catorce generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia, y también catorce las generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Cristo.

Concepción virginal y nacimiento de Jesús

18La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.

19José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. 20Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. 21Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

22Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta:

23Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo,

 a quien pondrán por nombre

 Emmanuel,

 que significa

Dios-con-nosotros.

24Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa. 25Y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.

 Mateo (21, 33-43)

33Escuchad otra parábola: —Había un hombre, dueño de una propiedad, que plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos de allí. 34Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. 35Pero los labradores agarraron a los siervos y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. 36De nuevo envió a otros siervos, más numerosos que los primeros, pero les hicieron lo mismo. 37Por último les envió a su hijo, pensando: «A mi hijo lo respetarán». 38Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero. Vamos, lo mataremos y nos quedaremos con su heredad». 39Y lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. 40Cuando venga el amo de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?

41Le contestaron: —A esos malvados les dará una mala muerte, y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.

42Jesús les dijo: —¿Acaso no habéis leído en las Escrituras:

La piedra que rechazaron

 los constructores,

 ésta ha llegado a ser

 la piedra angular.

 Es el Señor

 quien ha hecho esto

 y es admirable

 a nuestros ojos?

43»Por esto os digo que se os quitará el Reino de Dios y se entregará a un pueblo que rinda sus frutos. 44Y quien caiga sobre esta piedra se despedazará, y al que le caiga encima lo aplastará.

45Al oír los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas , comprendieron que se refería a ellos.

 Lucas (13, 1-9)

 Necesidad de la conversión

1Estaban presentes en aquel momento unos que le contaban lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2Y en respuesta les dijo: —¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los galileos, porque padecieron tales cosas? 3No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 4O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que vivían en Jerusalén? 5No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente.

Parábola de la higuera estéril

6Les decía esta parábola: —Un hombre tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. 7Entonces le dijo al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera sin encontrarlo; córtala, ¿para qué va a ocupar terreno en balde?». 8Pero él le respondió: «Señor, déjala también este año hasta que cave a su alrededor y eche estiércol, 9por si produce fruto; si no, ya la cortarás».

Lucas(4,24-30)

 24Y añadió: —En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 25Os digo de verdad que muchas viudas había en Israel en tiempos de Elías, cuando durante tres años y seis meses se cerró el cielo y hubo gran hambre por toda la tierra; 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27Muchos leprosos había también en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, más que Naamán el Sirio.

28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira 29y se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cima del monte sobre el que estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

Mateo (18, 21-35)

 Perdón de las ofensas. Parábola del siervo despiadado 

21Entonces, se acercó Pedro a preguntarle: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano cuando peque contra mí? ¿Hasta siete?

22Jesús le respondió: —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 23Por eso el Reino de los Cielos viene a ser como un rey que quiso arreglar cuentas con sus siervos. 24Puesto a hacer cuentas, le presentaron uno que le debía diez mil talentos. 25Como no podía pagar, el señor mandó que fuese vendido él con su mujer y sus hijos y todo lo que tenía, y que así pagase. 26Entonces el siervo, se echó a sus pies y le suplicaba: «Ten paciencia conmigo y te pagaré todo». 27El señor, compadecido de aquel siervo, lo mandó soltar y le perdonó la deuda. 28Al salir aquel siervo, encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándole, lo ahogaba y le decía: «Págame lo que me debes». 29Su compañero, se echó a sus pies y se puso a rogarle: «Ten paciencia conmigo y te pagaré». 30Pero él no quiso, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor lo que había pasado. 32Entonces su señor lo mandó llamar y le dijo: «Siervo malvado, yo te he perdonado toda la deuda porque me lo has suplicado. 33¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo la he tenido de ti?». 34Y su señor, irritado, lo entregó a los verdugos, hasta que pagase toda la deuda. 35Del mismo modo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano.

Lucas (1, 26-38)

 Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios 

26En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María.

28Y entró donde ella estaba y le dijo: —Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo.

29Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué podía significar este saludo. 30Y el ángel le dijo:

—No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: 31concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin.

34María le dijo al ángel: —¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?

35Respondió el ángel y le dijo: —El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios. 36Y ahí tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha concebido también un hijo, y la que llamaban estéril está ya en el sexto mes, 37porque para Dios no hay nada imposible.

38Dijo entonces María: —He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.

Y el ángel se retiró de su presencia.

Lucas (11,14-23)

 Expulsión de los demonios y Reino de Dios 

14Estaba expulsando un demonio que era mudo. Y cuando salió el demonio, habló el mudo y la multitud se quedó admirada; 15pero algunos de ellos dijeron: —Expulsa los demonios por Beelzebul, el príncipe de los demonios.

16Y otros, para tentarle, le pedían una señal del cielo. 17Pero él, que conocía sus pensamientos, les replicó: —Todo reino dividido contra sí mismo queda desolado y cae casa contra casa. 18Si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Puesto que decís que expulso los demonios por Beelzebul? 19Si yo expulso los demonios por Beelzebul, vuestros hijos ¿por quién los expulsan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. 20Pero si yo expulso los demonios por el dedo de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros.

21»Cuando uno que es fuerte y está bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros; 22pero si llega otro más fuerte y le vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte su botín.

23»El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo desparrama.

Mateo (5, 17-19)

 Jesús y su doctrina, plenitud de la Ley [*]

(Lc 6,27-36; Lc 12,58-59; Lc 16,17-18)

17»No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. 18En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla. 19Así, el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños y enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 

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